Meditación Zazen: El arte de simplemente sentarse y estar presente

“Cuando uno comprende que sentarse en Zazen no es una práctica que conduce a la iluminación, sino que es en sí misma la iluminación, entonces uno comienza a comprender el verdadero corazón del Zen.” – Maestro Shunryu Suzuki.

La meditación Zazen es la práctica central del budismo zen, una disciplina milenaria que propone una vía directa hacia la experiencia del despertar a través de la quietud, la observación y la simplicidad del momento presente. El término “Zazen” proviene del japonés y significa literalmente “meditación sentada” (za = sentarse, zen = meditación).

Más allá de una técnica, Zazen es una actitud de vida: un camino que busca cultivar la conciencia plena, el desapego del ego y la armonía entre cuerpo, mente y realidad tal como es.

¿Qué es Zazen?

Zazen es la forma de meditación practicada en la tradición del budismo zen, especialmente en las escuelas Soto y Rinzai. A diferencia de otras técnicas que se enfocan en la visualización, el control de la respiración o la repetición de mantras, Zazen enfatiza el acto de “simplemente sentarse” con plena presencia y atención, sin buscar nada, sin aferrarse a pensamientos ni intentar modificarlos.

En la escuela Soto, se practica el llamado shikantaza, que significa “solo sentarse”: una actitud de presencia total, sin objeto de meditación específico. En la escuela Rinzai, se utiliza a veces el koan (paradoja o pregunta sin solución lógica) como herramienta para romper los patrones mentales y favorecer la comprensión intuitiva.

Origen de la práctica

La meditación Zazen tiene sus raíces en las enseñanzas del Buda histórico (Siddhartha Gautama), quien alcanzó la iluminación en una postura de meditación sentada. Esta práctica fue transmitida a través de la tradición budista india y china, hasta llegar a Japón, donde se desarrolló como el corazón del budismo zen.

Uno de los principales impulsores del Zazen en Japón fue el maestro Dogen (siglo XIII), fundador de la escuela Soto, quien enseñaba que la práctica misma del Zazen es la expresión de la iluminación, no un medio para alcanzarla.

Cómo practicar Zazen

Aunque Zazen puede parecer simple, es una práctica profunda que requiere disciplina, paciencia y constancia. A continuación, una guía básica para comenzar:

1. La postura

  • Siéntate sobre un zafu (cojín redondo) en el suelo o sobre una banca de meditación. Si no puedes sentarte en el piso, puedes usar una silla.
  • Adopta la postura de loto, medio loto o postura birmanesa, con la espalda erguida, el mentón ligeramente hacia abajo y las manos en el mudra cósmico (una mano sobre la otra, con los pulgares tocándose suavemente, formando un óvalo).
  • Los ojos permanecen semiabiertos, mirando hacia abajo a unos dos metros de distancia, sin enfocarse en nada.

2. La respiración

  • La respiración debe ser natural, silenciosa y abdominal. No se controla ni se cuenta.
  • Simplemente se observa cómo el aire entra y sale del cuerpo, como un ancla para mantenerse presente.

3. La mente

  • Cuando surgen pensamientos (y lo harán), no se rechazan ni se siguen. Se reconocen y se dejan ir, volviendo a la respiración o al simple acto de estar.
  • No se juzga la experiencia. Se cultiva una actitud de apertura, aceptación y atención sin esfuerzo.

4. Duración y regularidad

  • Comienza con 10 a 15 minutos diarios, y aumenta gradualmente hasta 30 o 40 minutos por sesión.
  • La clave es la constancia: es preferible una práctica corta diaria que sesiones largas esporádicas.

Beneficios del Zazen

La práctica de Zazen, aunque no busca objetivos, ofrece múltiples beneficios que han sido reconocidos tanto por la tradición como por la ciencia moderna:

  • Reducción del estrés y la ansiedad.
  • Claridad mental y mayor concentración.
  • Profundo sentido de calma, presencia y estabilidad emocional.
  • Desidentificación del ego y mayor compasión hacia uno mismo y los demás.
  • Comprensión directa de la impermanencia y la interdependencia de todas las cosas.

Más allá de estos beneficios, Zazen es considerado en el zen como una expresión de la realidad tal como es. No se practica para llegar a ningún lugar, sino para habitar plenamente el instante presente, sin filtros, sin expectativas.

Zazen como camino de vida

En el zen, Zazen no se limita a una sesión de meditación, sino que impregna toda la vida. La práctica se extiende a cada momento: al caminar, al comer, al hablar, al trabajar. Es vivir cada acto con atención plena, con simplicidad y autenticidad.

Como enseñó el maestro Dogen: “Estudiar el camino del Buda es estudiarse a uno mismo. Estudiarse a uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es estar en armonía con todas las cosas”.

La meditación Zazen nos invita a dejar de buscar fuera lo que ya está dentro. En la quietud del cuerpo y el silencio de la mente, podemos reconectar con nuestra verdadera naturaleza: abierta, despierta y compasiva.

Sentarse, respirar, observar. Sin forzar, sin escapar, sin desear cambiar nada. Esa es la esencia del Zazen: estar completamente presentes con lo que es, momento a momento. Y en ese simple acto, encontrar la paz que siempre ha estado ahí.

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