No se trata de escapar de la realidad, sino de aprender a estar presentes con lo que hay, momento a momento, con una mente abierta y un corazón sereno.
Ser una persona espiritual es recordar que somos parte de algo más grande, que nuestras acciones importan y que la vida tiene un propósito más allá de lo material.
Las terapias asistidas con caballos no solo ayudan a sanar, sino también a reconectar con el ser interior, en un entorno amoroso, natural y profundamente transformador.
El aura está compuesta por varias capas o cuerpos energéticos que interactúan entre sí, y que reflejan tanto el equilibrio interno como la influencia del entorno.